Los líderes del Senado anunciaron un acuerdo presupuestario de última hora para acabar con una crisis política que cerró parcialmente el Gobierno. Se acelera crecimiento de la economía estadounidense en el primer trimestre
Reuters / Banca y Negocios
Los líderes del Senado de Estados Unidos anunciaron el miércoles un acuerdo presupuestario de última hora para acabar con una crisis política que cerró parcialmente el Gobierno y dejó a la mayor economía del mundo al borde de una suspensión de pagos que los economistas decían podía causar una calamidad financiera.
Los mercados estadounidenses reaccionaron subiendo a niveles cercanos al récord histórico a un acuerdo que todavía debe ser aprobado por las dos cámaras legislativas. Pero los volúmenes eran bajos, en una señal de cómo la disputa política en Washington ha afectado a Wall Street.
El enfrentamiento entre los republicanos y la Casa Blanca por la financiación del Gobierno y el aumento del techo de endeudamiento forzaron al cierre temporal de dependencias federales, mandando a casa a centenares de miles de funcionarios, y creó el temor a que la política impulsada por la crisis se convirtiera en lo “nuevo normal” en Washington.
El senador republicano John McCain, cuyo partido desencadenó la crisis al oponerse a financiar la ley de reforma sanitaria del presidente Barack Obama, dijo el miércoles que el acuerdo marcó “el fin de una odisea de agonía” para los estadounidenses.
“Es uno de los capítulos más vergonzosos que he visto en los años que pasé en el Senado”, sostuvo McCain, quien advirtió repetidamente a los republicanos que no ligaran sus demandas por la ley “Obamacare” con el límite de endeudamiento o la financiación federal.
La situación avivó preocupaciones de que la crisis política se convierta en algo normal en Washington.
Pero incluso si el Senado y la Cámara de Representantes superan los obstáculos de procedimiento antes del jueves, cuando se agota la capacidad del Gobierno para endeudarse, la solución será temporal y dejará abierta la posibilidad de una nueva paralización parcial del Gobierno a principios del próximo año.
HASTA FEBRERO
El acuerdo extendería la autorización de Estados Unidos para contraer préstamos hasta el 7 de febrero, aunque el Departamento del Tesoro tendría herramientas para ampliar temporalmente su capacidad de endeudamiento más allá de esa fecha si el Congreso no actúa a principios de 2014.
El acuerdo también financiaría a los organismos gubernamentales hasta el 15 de enero, poniendo fin al cierre parcial del Gobierno que se inició con el nuevo año fiscal el 1 de octubre.
Si la Cámara de Representantes y el Senado lo aprobaran en sendas votaciones, el presidente firmaría la entrada en vigor de la ley antes del límite del jueves.
El pacto está visto como una victoria para Obama, que se ha mantenido firme y se ha negado a introducir cambios en su reforma sanitaria, y como una derrota para el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, que no consiguió unir a sus congresistas, sobre todo a los pertenecientes al Tea Party.
Numerosos sondeos muestran las consecuencias que ha tenido el enfrentamiento sobre los republicanos. Un sondeo de Rasmussen publicado el miércoles mostraba que de celebrarse elecciones al Congreso, al 78 por ciento de los estadounidenses les gustaría elegir una composición de las cámaras totalmente diferente.
PREOCUPACIÓN EN EL EXTERIOR
Aunque analistas y responsables estadounidenses dicen que el Gobierno tiene aún unos 30.000 millones de dólares en efectivo para pagar sus deudas al menos durante unos pocos días, el sector financiero podría comenzar a atascarse si no se concluye el acuerdo.
De aprobarse, supondría un alto el fuego temporal entre los republicanos y la Casa Blanca en una pelea sobre el gasto y los déficit que en ocasiones ha paralizado la toma de decisiones y las funciones básicas del Gobierno.
Esta disfunción política ha preocupado a aliados y acreedores como China, el mayor poseedor de deuda estadounidense, y planteado dudas sobre las consecuencias sobre el prestigio del país.
El senador republicano del ala conservadora Ted Cruz y otros como él respaldados por el movimiento Tea Party, que promueve un gobierno reducido, han intentado derogar la ley de salud.
La disputa inicial sobre la reforma sanitaria se transformó en un conflicto mayor sobre el límite de endeudamiento, con la amenaza de que Estados Unidos dejara de cumplir sus obligaciones, lo que traería repercusiones en economías de todo el mundo.